Lo que necesitamos es:

130 gr de fécula de maíz o maicena

100 gr de fécula de yuca

75 gr de leche en polvo

½ cda de goma xanthan

5 gr de levadura seca

40 ml de agua tibia

1 cdta de azúcar

85 gr de mantequilla

50 gr de azúcar

1 cdta de sal

Ralladura de un limón

60 ml de leche tibia

1 huevo entero

 

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Comenzamos añadiendo la leche tibia, levadura y 1 cda de azúcar en un bowl.

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Mezclamos bien para activar la levadura. Reservamos unos 10 minutos y mientras tanto, preparamos los demás ingredientes.

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En otro bowl, vamos a mezclar la fécula de maíz, fécula de yuca, leche en polvo y goma xanthan, esta será la premezcla hecha por nosotros para esta receta. Es la que le va a dar estructura a nuestros cuernitos o cachitos. La goma xanthan es importante para la textura final de la masa, le dará densidad a nuestra preparación. La pueden comprar en tiendas de repostería o de alimentos sin gluten.

Reservamos este bowl.

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En un tercer recipiente añadiremos los 50 gr de azúcar, la mantequilla o margarina, el huevo, la ralladura de limón, sal y el agua.

Mezclamos tratando de integrar.

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Le van a quedar grumos porque la mantequilla no está derretida, pero no pasa nada, cuando incorporemos la premezcla que hicimos, se disolverán.

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Vamos añadiendo poco a poco la premezcla y unimos con el batidor.

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Es importante añadir poco a poco y mezclar porque queremos una consistencia homogénea sin grumos ni trazas de almidón.

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Hasta ahora he usado menos de la mitad de premezcla, ahora incorporamos la leche con levadura que hicimos al principio.

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Mezclamos y seguimos añadiendo la premezcla.

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Vamos incorporando más y más hasta que obtengamos una pasta espesa.

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Cuando sea algo parecido a una masa de pan, espolvoreamos sobre el mesón un poco del almidón que aun tenemos reservado y colocamos la masa sobre él.

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Vamos a comenzar a amasar. Este momento es muy importante. Tenemos que amasar para lograr una textura perfecta, no necesariamente usaremos toda la harina sino que vamos incorporando hasta que sintamos que la masa no esta tan húmeda. Si nos pasamos de harina quedará una masa quebradiza y difícil de manejar.

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Después de unos 6 minutos, tendremos un resultado parecido a una masa de pan suave que podremos manipular fácilmente con nuestras manos, algo parecido a plastilina.

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Llevamos a un envase y tapamos con papel film pero procurando que haga contacto con la masa, de lo contrario se creará una capa seca sobre ella.

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Dejamos reposar por 20 minutos.

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Pasado el tiempo, espolvoreamos un poco de premezcla en la mesa y estiramos la masa hasta llegar a medio centímetro de grosor o un poco menos.

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Debemos tener paciencia y estirar poco a poco, si notamos que se está pegando la masa, le espolvoreamos un poco de harina. Traten de no añadir en exceso.

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También les recomiendo hacer una forma rectangular perfecta para no tener que cortar mucho los excesos de masa y no tener que amasar de nuevo los sobrantes.

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Esta es una masa fácil de extender pero un poco delicada, por eso deben tener paciencia u cuidado.

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Vamos a precalentar el horno a 180 grados centígrados.

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Una vez hayamos estirado, cortamos los bordes para tener un rectángulo sin irregularidades. Retiramos el exceso y lo dejamos a un lado para amasar nuevamente.

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A continuación, dividiremos el rectángulo en dos, hacemos un corte recto en el medio del rectángulo, que estará en posición horizontal.

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Ahora cortaremos cada mitad del rectángulo en secciones con forma de triángulos.

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Ustedes deciden el tamaño, en casa nos gusta comerlos pequeños pero ya eso es a gusto de cada quien.

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Tomamos cada triangulo desde la base, estiramos un poco y vamos enrollando desde la base hasta la punta.

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Debemos enrollar haciendo presión para que queden bien compactos.

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Al llegar al final, podemos doblar un poco las puntas hacia adentro para formar los cuernitos.

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Quedan pequeños, en mi caso, del tamaño de la palma de mi mano.

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Llevamos a una bandeja con un manto de silicón o enmantequillada. Podemos pintar con un poco de huevo, que me faltó colocar un huevo extra en la receta, pero no importa, esto es opcional.

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Horneamos durante 25 minutos a 180 grados centígrados. O hasta que dore ligeramente.

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Con lo que me sobró hice distintas, no solo cuernitos y quedaron muy ricos.

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Ahora, los pintaremos con mantequilla para darles brillo.

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Dejamos enfriar un poco para poder comérnoslos. Por dentro son suaves y por fuera crocantes, no son como un pan sino más densos, pero son muy ricos y con queso o mermelada quedan muy bien.